miércoles, 25 de noviembre de 2009

Pilar Molinos. Una estrella que alumbra


Las obras de Pilar Molinos son como una prolongación de su casa, es lo mismo que decir que son la prolongación de su pensamiento o de su alma, porque estas dos cosas habitan en ellos; en su hogar y en su pintura.

Son imágenes equilibradas, cabales e hipnóticas; entrañables como un gramófono con discos de papel y cercanas como ella misma. Me gusta el orden anárquico y el desenfado que desprenden sus colores; además, me ocurre algo curioso que no había experimentado nunca con una pintura… me entran ganas de comer y de beber. Un picadillo de tomate, pimiento verde, cebolla, pepino y una buena cerveza fria; esta es una de las cosas que me sugieren esos colores y esas formas.

Me alegra que haya un artista que no traumatice, no desespere, no haga un nudo en el estómago. Me gusta que me estimule esos sentidos primarios tan ligados a su pueblo (que casi es el mio), porque sirve para que me relaje y haya una tregua en mis guerras internas por un momento. Son como unas pequeñas vacaciones, más reales y más productivas; precisamente porque son interiores, no son materiales, no necesitas coger las maletas e irte a otro sitio, porque te estás desplazando por dentro.

El Pan y el Amor que ella difunde pueden estar implicitos en el color de ese pimiento, de ese tomate, porque forman parte de la propia Naturaleza; y la conexión con esta misma es la conexión con tu propio espíritu, que muchas veces lo pierdes y con sus obras lo encuentras de nuevo.

Arín Dodó

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Juan Carlos Lázaro. Inmediatez, esencia y energía




Juan Carlos Lázaro es un artista que con su trabajo refleja los niveles más íntimos de la materia, el gran vacío que existe en cada uno de los átomos que nos forman, y a su vez, el gran misterio que hay encerrado en cada uno de ellos; es decir, representa con la mínima expresión el interior de las cosas, tanto animadas como inanimadas, trasladando al receptor a un lugar que seguramente le podría gustar a cualquier seguidor del budismo.

Al captar la esencia de las cosas, dejando al mismo nivel una jarra, una esfera o un paisaje, ¿se puede interpretar que todo y todos somos lo mismo?, ¿un mero flujo energético?

Juan Carlos Lázaro expone con simplicidad la complejidad de la existencia; representa la forma de las cosas de manera tenue, elevándolas, así, a todas y sin excepción al mismo nivel; un plano no material, un plano energético.
Los protagonistas de sus obras no son los objetos, es simplemente la energía que hay en ellos; las cosas representadas son intermediarios energéticos. Esa energía está instalada en la luz y en el espacio, en el silencio que transmite su pintura.
Si esos cuadros se trasladaran a una partitura musical, serían puro timbre y ritmo, conceptos que en mi opinión, son lo primordial (o la esencia) de la música que está viva.

Más de una vez le he comentado que la impresión que me produce su pintura es la de la inmediatez. Si lo comparo con la música, es como el rock and roll primitivo en estado puro, el de los pioneros (Jerry Lee Lewis, Chuck Berry…); así de simple…o quien sabe, quizás, así de complejo.

J.G. Entonado